Fuiste una gotita de lluvia.
Hace unas semanas era yo la que te acariciaba, la que te besaba y tocaba tu piel, ayer vi como alguien más lo hacia, pero lo hacia de una forma distinta.
No sentí celos, trato de analizar qué sentí, porque tampoco me enojé, y si me fui fue para darles espacio, para que vivieran ese momento que no era el mío si no el ustedes.
Te besé la frente mientras su mano aun te acariciaba y se acercaba más a tu entre pierna, donde una vez me dormí. Caminé a tu habitación mientras, sintiendo aun tu frente en mis labios, me quité la ropa y abracé tu almohada para dormir con tu olor.
Llegaste a la cama, fresca, recién bañada oliendo a vos y no a ella, te sentías mal y te cuidé, te abracé hasta que te dormiste y en ese momento cuando te vi dormir, cuando ya te vi bien me di el permiso de yo dormir.
Olí tu pelo y ya no tu almohada, te abracé a vos y no a tus sabanas y en ese momento fuiste una gotita de lluvia.